Van alle landvoogden in de Spaanse Nederlanden is niemand zo bekend én berucht gebleven als de hertog van Alva (1507-1582), Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel. Hij moest na de Beeldenstorm de rust in de Nederlanden herstellen, maar, hoewel hij bekend stond als de beste legerbevelhebber van Spanje, mislukte dat faliekant. Zijn levensverhaal laat zien hoe verweven de Spaanse, Nederlandse, Vlaamse, Marokkaanse en Turkse geschiedenis is.
In het rijtje van landvoogden van de Nederlanden was de hertog van Alva een buitenbeentje. Terwijl de meeste landvoogden directe nazaten waren van de katholieke koningen, had hij zijn post niet verdiend vanwege zijn bloedband, maar vooral vanwege de strijd van zijn familie tegen de moslims. Werd hij gedreven door wraak? In editie 4 2022 van ESPANJE! (die je hier kunt bestellen) vertellen de Vlaamse historicus Edward De Maesschalck en hispanist Marjan Terpstra over zijn achtergrond, de motieven achter zijn handelen en over de situatie waar Spanje zich in bevond toen hij naar de Nederlanden werd gestuurd. Hieronder zie je de Spaanse samenvatting van de tekst uit ESPANJE! 4 2022 en een overzicht van de Spaanse landvoogden in de Nederlanden tussen 1559 en 1621.
Duque de Alba: El halcón de la Venganza
De todos los gobernadores españoles de los Países Bajos ninguno fue tan conocido e infame como Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, duque de Alba (1507-1582): el responsable de restaurar la paz en la región tras la Furia iconoclasta, tarea en la que fracasó miserablemente. Su abuelo y su padre fueron tan luchadores como él. El abuelo estuvo presente en 1492 en la caída de Granada, el último bastión musulmán en España. Su padre fue asesinado en el asedio de la isla de Yerba. Por aquel entonces Fernando tenía tres años. Pero su abuelo se ganó los honores con pasión. A los seis años se llevó a su nieto a la conquista de Navarra.
Duro con los herejes
Cuando el duque de Alba fue enviado en 1567 a los Países Bajos como gobernador para dar una lección a los iconoclastas, ya tenía sesenta años. Para él, la fe católica era absolutamente primordial, por lo que se negó a negociar con los herejes, que realmente solo querían una cosa: la libertad de conciencia y la libre práctica del culto protestante. El Tribunal de los Tumultos y la alcabala —un impuesto introducido por Alba— pronto causaron un gran malestar entre la población. Influido por los opositores al duque, Felipe II era partidario tanto de retirar la alcabala como de conceder un perdón general a los rebeldes. El rey y el duque no llegaron a un acuerdo, y Felipe II decidió destituirlo y encerrarlo en un castillo. Sin embargo, Fernando no estaría allí por mucho tiempo. Cuando Felipe II se convirtió en el principal heredero del Reino de Portugal en 1580, encargó la conquista el país vecino al duque. Este tuvo éxito en su misión y se convirtió en virrey de Portugal. Murió en Tomar en 1582 con 75 años, pero ahí no terminó su papel en la historia.
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¿Educación o expulsión?
El duro curso albista tendría consecuencias de largo alcance para los moriscos que se habían ido diseminando por toda España después de varios levantamientos. Líderes duros y radicales como Alba suplicaron su expulsión, Felipe II prefería la reeducación. En 1602, el nuevo rey, Felipe III, decidió seguir el consejo de Alba y del fanático arzobispo Juan de Ribera. ‘Si es posible echarlos con buena conciencia, creo que es lo más constructivo, fácil y rápido’, opinó. El mismo día en que se firmó la Tregua de los Doce Años con los Países Bajos, Felipe III rubricó también el documento con el que los musulmanes serían expulsados de España casi 900 años después de su conquista en 711. Así se cerraba el círculo: el duque de Alba había vengado la muerte de su padre.
Spaanse landvoogden in Nederland in ESPANJE! 4 2022
