
La Sierra de Guara combina profundas grietas uviales y rocas calcĆ”reas con una gran población de aves de presa. Un paraĆso para los escaladores, los senderistas y las familias con niƱos pequeƱos a los que les guste la aventura. Aun asĆ este parque natural en los extremos meridionales de los Pirineos sigue siendo bastante desconocido.
En los Ćŗltimos aƱos parece que el turismo en la Sierra de Guara estĆ” aumentando. Esta región se ha convertido en una autĆ©ntica meca para los alpinistas. TambiĆ©n para los pequeƱos alpinistas. los amantes del montaƱismo que nunca hayan conseguido convencer a sus hijos para que les acompaƱaran a dar paseos por las montaƱas, deberĆan considerar pasar las vacaciones en la Sierra de Guara. AquĆ los niƱos no disfrutan de parques acuĆ”ticos artificiales sino que juegan en las pozas de agua creadas por la naturaleza. los amantes de los deportes acuĆ”ticos mĆ”s aventureros pueden realizar recorridos en canoas entre los barrancos.
Una ruta que quita el aliento
El cañón mĆ”s conocido es el del rĆo Vero al que se puede acceder con niƱos pequeƱos desde el pueblo AlquĆ©zar por un recorrido acordonado. Esta ruta es impresionante desde el principio. El rĆo serpentea a travĆ©s de las paredes rocosas en las que el agua ha desgastado las cuevas siglo tras siglo formando hendiduras. DespuĆ©s de hora y media vadeando acompaƱados de un agradable sol, las cosas se ponen serias. la luz desaparece, las montaƱas se cierran sobre nosotros
y no nos queda mĆ”s remedio que saltar al agua helada. no hay vuelta atrĆ”s. Desde ese lugar buscamos nuestro camino en un laberinto oscuro ladeando y trepando por las rocas. Estamos rodeados por rocas por todas partes. Un submundo tenebroso y mĆ”gico no recomendable para aquellos que padezcan de claustrofobia. nos encontramos delante de un estrecho caƱo que es como un tobogĆ”n acuĆ”tico esculpido en las rocas. Con precaución nos deslizamos por Ć©l para encontrarnos abajo de nuevo con el rĆo.
Un castillo de cuentos de hadas
Arriba de las irregulares rocas planean aves de presa sobre los profundos caƱones. A lo largo de las paredes verticales pastan las cabras salvajes. Durante la primavera aquĆ se anda a travĆ©s de un esplendor floral de lirios, orquĆdeas y campanillas escoltados por el alegre revoloteo de mariposas. En pleno verano huele a hierbas aromĆ”ticas: romero, tomillo y lavanda. Un escarpado sendero de montaƱa asciende en zigzag por una pared de cuatrocientos metros de altura.
Arriba del todo se yergue algo parecido a un castillo de cuentos de hadas. Antes de que nos demos cuenta estamos escalando. Pasamos por un camino adoquinado construido el siglo pasado por serranos. los montaƱeses hasta mitades del siglo pasado se desplazaban a caballo por estos caminos para cambiar queso y lana por vino y aceite de oliva en el pueblo vecino. Hoy en dĆa aĆŗn no hay ningĆŗn camino empedrado en la Sierra de Guara, hecho que los ecologistas quieren mantener asĆ.
Dit is een Spaanse bewerking van een Nederlands artikel dat eerder in ESPANJE! verscheen. Het originele, uitgebreidere artikel lees je hier.
Dit artikel is eerder verschenen in ESPANJE! (España & mÔs nummer 2, jaargang 2013) en de informatie kan achterhaald zijn. Auteur: Annet Maseland.